miércoles, 17 de marzo de 2010

el barco surrealista y la principessa sin calor

Y la principessa lloraba amargamente en ese barco tan desolado...
lloraba de amor, de odio, de ganas de tenerle lejos, de ganas de destrosarle, lloraba por el, por ella, por ambos... Sufria por sus besos frios, sufria por el amor no correspondido, pobre principessa...
Sus dias y sus noches transcurrian como siempre... preparandose para lo peor, esperando lo mejor...

-Principessa... no te conoce, no sabe que existes, no te ama, no te desea... olvidalo...- le decian todos, peticiones en vano-.

llego a la cubierta llena de agua helada, sus labios morados como los de un precioso muerto...

-Sabia que estarias aqui...
-Qué deseas?...
-Amarte
-Como amar a alguien a quien no conoces?
-Y como no amar esa soledad tan tuya... esos ojos tan dejados...

El caballero extendio su mano, o lo que quedaba de ella, se veian los huesos carcomidos por el tiempo...

-Te pareceis tanto a mi...
-No, yo no estoy muerta
-Jaja... segis con eso?... pero mi amore... si de todos nosotros tu estas muerta todita... ellos aun sonrien... no estan tan muertos... en cambio... tu?...
-Basta!!!!

Sale corriendo, por miedo a esa verdad, es como todos... odia la realidad y desea segir corriendo hacia un mundo surreal... se cuelga de una baranda, para no caer rendida... para no caer mas bajo de lo que ya a hecho...

-la vita é bella, non sono morto, amore mio per favore... portami con te... portami con te...

Su tripulacion, su corte la observa, destrosados... a su preciosa principessa... su principessa de los muertos...la sua principessa di amor....

-Principessa... no se rebaje mas...- un caballero le tomo en brazos llevandola adentro, llevandola con sus muertos azules...- cual es el problema? siempre estuvo sola... siempre deseeo estar muerta...
-Pero no me gusta... no esta el!! donde esta mi amore...?
- Su amore... mi principessa esta aqui- con delicadeza apunto a su cabeza y bajo lentamente su dedo acariciando su fria piel hasta su corazon-

Ahogandose en un estruendoso llanto exclamo, la principessa:



-NO PALPITA!!!!

martes, 2 de marzo de 2010

7 de diciembre

Sabía que el fin estaba cerca, que tendría que alejarse de lo que conocía, de su vida cotidiana… de él... de ellos, sus tan queridísimos hermanos, “el último día”, sé decía, mientras caminaba de un lado a otro en la habitación.
En lo que llevaba de existencia había superado muchas cosas… Soportó las miserias, que con el apoyo de sus hermanos logro sobrellevar, mucho mejor de lo que hubiera hecho sola, logró deshacerse de Ludwig cuando tuvo la necesidad, recibiendo el sobrenombre en casa de: la guerrillera; cosa que a decir verdad no le desagradaba, era su triunfo, su halagó.

-¡La cena está servida!- Se escuchaba a Yekaterine avisarles.

Todos, o al menos Iván, Yekaterine, y ella, Natasha, intentaban hacer acopio de fuerza. La que se esforzaba más era Yekaterine, ella era muy sentimentalista, sus ojos estaban rojos de tanto llorar, pero sonreía… Como si al día siguiente fuese a ser normal… Como si las despedidas se pudiesen evitar, pero no era así, su separación era un hecho, sus superiores habían dado la orden y ellos para eso estaban, para seguir órdenes, las cuales según sus enseñanzas tenían que seguirse sin titubeo ni murmuración.

Nadie tenía el valor para hablar, Natasha intentó decir algo pero de inmediato su voz se quebró y prefirió guardar silencio…

-¿Có-cómo estuvo su día?... ¿Hicieron algo?... ¿Tienen sus maletas listas…?-dijo Iván, fingiendo su ánimo acostumbrado, con su amplia sonrisa, con sus ojos violetas tan hermosos… Era tan fácil relacionar a Iván con “nieve” o con “linda sonrisa”, y para ella le era tan doloroso tener que relacionarlo con “separación”- saben que… ésta será siempre nuestra casa.

Natasha le tomó la mano, no era alguien que acostumbrara sonreír y le era casi imposible hacerlo en ese momento, bajo esa situación tan insoportable, pero lo hizo porque quería que él se quedara con ese recuerdo. Una vez, siendo aun pequeños Iván les dijo, tanto a ella como a Yekaterine “Los recuerdos son la vida… Y todos deseamos y ansiamos poder vivir más”, y ella lo recordaría toda su vida.

Yekaterine, la mayor, no tolero más. Salió del comedor y se encerró en su habitación; Iván no menciono palabra alguna y ella solo se encogió de hombros, sabía que iba a explotar.

Los restantes se dispersaron, cada uno a su habitación, excepto Iván, él meditaba. Detestaba la soledad y lo que sucedería al día siguiente sería el epítome de su depresión: tomaba Vodka.

“¡Tomo no para olvidar, sino para sufrir todo de una vez!”… Esas palabras eran tan características de él. Mientras lo hacía notaba con tanta nostalgia su casa. Ella llegó de sorpresa, por la espalda y como si todo su valor reunido no hubiese sido nada: Lloró… Por dolor, por desesperación, por la impotencia de no saber cómo evitar aquello.

-Cálmate… no llores mas- Sus palabras en realidad no servían, esa petición era una total aberración- no me gusta verte así… ni a Yekaterine…- Sin ser capaz de voltear a verle a la cara, ni soltarse de sus brazos, los que tantas veces lo habían tomado y pronto no lo harían más continuó hablando- yo las amo… Te amo.

Dijo escupiendo las palabras… como si fuese una maldición que echaba a su persona, y ella paró de llorar, se poso frente a él, le acarició el rostro como nunca antes. Sus labios, cuna de su gloria, sus ojos, fosa de su muerte, entrelazó su mano con la de él, la única calidez que conoció, no podía evitarlo, lo beso… Era la última vez en que podría ser “uno con su ruso”.

Lo que siguió de eso fue inevitable… Una cosa da a la otra, no era que muriese de amor, moría de los dos… De la ausencia de él, que tendría después de aquello… Y sabía, también, que tendría una soledad tan frecuente y repleta de rostros de él.

Caricias, que para ella eran su mundo entero, el roce de sus manos le llenaba de calidez… Sus labios sobre su piel. Mmm.... ¡Qué recuerdos!... Que dicha… Y así como todo lo bueno empieza… Debe terminar.

-Hermana… Yo…

-No digas nada… no es oportuno.

-Pero es que… Ah…- Soltó un suspiro y no supo decir más.

Entre ellos tener algo más les era imposible, ella lo sabía. Tomó sus cosas y se fue a su habitación con el recuerdo de lo que “fue” y sintiendo, aún, la mano pesada de su Iván sobre ella, sus labios en su cuello y se tocaba las marcas siéndole imposible parar de recordar; Iván en cambio lo recordaba como su condena, no es que no hubiese querido, o que no sintiese algo por ella, pero no deseaba hacerle daño, en ese momento deseaba poder tener más tiempo para conocer su risa y su prisa por darle un beso… Y saber que botón le desabrocharía primero.



8 de Diciembre



No importo cuantas veces se había bañado aquella mañana, seguía oliendo a él… y ahora necesitaba odiarle, para no pensarle, ¿Pero cómo hacerlo?... no, odiarle seria aun más doloroso

Bajó a desayunar, estaba asquerosamente jodida… y radiante… quizá más lo primero, Yekaterine no dejaba de soltar suspiros de nostalgia… de esos suspiros inoportunos que aparecen después del llanto… e Iván… ni siquiera era capaz de verle a los ojos, se sentía avergonzado por lo que le había hecho…

La mañana siguió como se había planeado, Yekaterine ya no estaba y no faltaba mucho para que ella se fuese también.

-Natasha… yo… es que necesitaba decirte que… (La mayoría de las veces ella le daba nervios, el color de sus ojos y su forma de ser, era un crimen) lo que pasó…

Ella no dijo nada, sólo se fue… Algún día volvería.